Hoy nos reunimos para conmemorar el día de nuestra enseña patria y también para recordar a su creador, El General Manuel Belgrano, un ferviente y desinteresado servidor de la patria. A este hombre pleno, que no buscó beneficios personales, que no buscó recompensas económicas, ni honores. Recordar a ese hombre que soñaba con un único premio: ver construida una nación.
De pensamientos firmes y claros, imponiendo su espada y su pluma, sostenía que solo el trabajo ahuyentaría la pobreza, pero que esto solo se lograría por medio de una educación justa y posible para todos.
Ejemplo de su valor incomparable inundan las páginas de nuestra historia, de la misma que escribimos todos los días cada uno de nosotros, paginas donde dejó plasmado que sin egoísmos y sin pensamientos oscuros pueden lograrse grandes obras.
A su muerte, un 20 de junio pero de 1812, nos dejó un emblemático legado, el más bello, el más noble, el que nos identificó, nos identifica y nos identificará como argentinos, nos dejos ese paño eterno lleno de gloria, bañado con los colores de nuestra queridísima Virgen María.
Hoy, nos reunimos para que nuestros alumnos de cuarto año prometan lealtad a ese símbolo tan amado por todos nosotros.
Cuando de las bocas de los niños salga ese eterno “si prometo”, rondaran por nuestras cabezas recuerdos de nuestra niñez empapada de riquísimas nostalgias. De aquellos primeros pasos por nuestras escuelas, por ese “querer pasar a la bandera”: también pasaremos revista por nuestra adolescencia, donde gritábamos a sien voces “Argentina, Argentina” empuñando nuestra enseña para distinguirnos del reto del mundo; pasaremos por nuestra insípida adultez, donde cayeron lagrimas de nuestros ojos por hermanos argentinos que cumplieron con su palabra “oh juremos con gloria morir” pasando a la inmortalidad en nuestras amadas islas Malvinas. Pero hoy, el presente nos llama a otra demostración de amor a la patria, entregaremos a nuestros hijos a esa promesa que tanto imaginamos y soñamos.
Queridos alumnos, esta bandera que flamea en cada rincón de la patria, que hace sagrado a los hombres y mujeres de nuestro país, es el símbolo que sus padres y nosotros los docentes les queremos regalar, es el símbolo de la esperanza y del esfuerzo, de la lucha diaria. Es el símbolo del amor, representa a nuestra tierra, a nuestros mares, simboliza nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.
Cuando crezcan y sus alas levanten vuelo, llévenla con hidalguía, con humildad, con dignidad, con ese amor que no se puede explicar pero que esta dentro de nuestro ser.
Hoy no será un día mas en sus vidas, así lo estableció Dios, encomendemos nuestros deseos a nuestra madre del cielo que nos regaló sus colores y soñemos una vez más y para siempre que nuestra patria, amparada en esta inmensa bandera, sea más justa, más noble y más solidaria.